sábado, 16 de octubre de 2010

Mi jardincilio












Mi jardín es apenas un jardincilio, pero es lo que el horizonte abarca en pequeñas flores coloridas, furtivas mariposas y también los silvestres pompones blancos que se deshacen al simple contacto de un soplido o una ligera brisa. Estas esferas blancas, sedosas, perfectas parecen antenas gigantes sobre las dimensiones de un chanchito de tierra; hay sillas de patio que duermen su invierno a lluvia gruesa, a sol y a sombra; hay milenarios cactus que beben el sol a gotas, un sillón desvencijado de madera que en su ocaso carga frondosos maceteros; las baldosas pulidas con esmero en una pequeña terraza, se dejan invadir impunemente por la vegetación que asalta sus orillas. En invierno, las gotas gruesas como lupas descansan sobre las largas hojas de pasto silvestre y semejan bolas de cristal perfectamente capacitadas para ver el futuro; aquellas gotas son las hormigas del invierno en sus cientos y miles de ejemplares que se descuelgan por doquier, balanceando una danza antes de su caida a la verdes profundidades. Es el invierno un duotono poblado de lágrimas. El resto del año mi jardincilio se puede ver en colores.

lunes, 23 de agosto de 2010

Un lugar en el Ingenio








"Lo que más hay en la tierra es paisaje. Por mucho que falte del resto, paisaje ha sobrado siempre, abundancia que sólo se explica por milagro infatigable, porque el paisaje es sin duda anterior al hombre y, a pesar de tanto existir, todavía no se ha acabado. Será porque constantemente muda: hay épocas del año en las que el suelo es verde, en otras amarillo, y luego castaño o negro. Y también rojo, en algunos sitios, que es color de barro o de sangre sangrada. Pero eso depende de lo que en suelo se ha plantado y cultiva, o aún no, o ya no. o de lo que por simple naturaleza ha nacido, sin mano de nadie, y acaba muriendo sólo porque le ha llegado su fin último. No es éste el caso del trigo, que todavía con alguna vida es cortado. Ni el del alcornoque, al que vivisimo, aunque por su gravedad no lo parezca, le arrancan la piel. A gritos."

José Saramago - Levantado del suelo.

lunes, 16 de agosto de 2010

Qulapilun












En pleno campo los olores y ruidos pueden ser molestos, pero de alguna forma no resultan así, estos mismos serían insoportables en la ciudad, la que además tiene sus propios olores, colores, señales y ruidos; pareciera que en el campo existiera un paréntesis de espacio en que refugiar la vista, un colchón de distancia y de paisaje en donde el canto de un pájaro de la tarde suena más fuerte que el balido incesante de un cabrito que llama a su madre; también se empequeñece el sonido de una sierra que corta madera allá loma arriba. Las horas caen y los reflejos dramáticos del sol en el tranque anuncian el nuevo canto vespertino de las aves.
Los pimientos rugosos que se inclinan hacia las aguas riegan a un verde pasto espontáneo con multitud de bolitas rojas, sus semillas; los patos sumergen la cabeza en el agua por períodos interminables, buscando en fondo fangoso y sub-acuático de la laguna lo que ellos no más conocen...

miércoles, 4 de agosto de 2010

Rescate










En el fondo de las cosas perdidas encontré estas diapositivas, que malamente fotografié para no olvidarlas... con la Pat son casi 23 años de rescatar imágenes y siempre es mejor no olvidar el camino recorrido...

sábado, 8 de mayo de 2010

De paseo con el Diablo









El señor Mandinga, tambien conocido como el Malulo, Don Sata y por ultimo como el Diablo, sale de Santiago por Los Cerrillos camino a Melipilla y endilga por la 78 antigua, cuando llega más o menos a Padre Hurtado entra por el camino de la Colonia Alemana donde visita a algunos amigos, continua viaje hacia Peñaflor desembocando en el camino del Diablo, reconoce sus tierras, compra algunos tomatitos para luego virar hacia Talagante y pasar a visitar a unos brujos que conoce desde el tiempo de la Colonia; se sirve unas codornices rellenas famosas en esas tierras desde hace mucho; de ahí, por la misma ruta 78 antigua emprende para Melipilla, pero antes en Las Pilastras pasa a ver a unas chiquillas conocidas, continuando viaje pasa por sus amigos los cuatro diablos, más conocidos hoy en día como Melipilla. Ya a esa hora le da sed al señor Mandinga así que emprende para Huilco y pasa donde Ña Chula a tomar una rica chicha dulce que traen del Bajo de la chicheria Martinez. Saciada la sed continúa viaje hacia San Manuel, donde se apea a comprar queso y mantequilla que le encargó la señora Mandinga. Como es temprano continúa hacia la costa para pasar a ver unos terrenitos en Codigua, justo sobre una loma, mirando al río, lindo paisaje... pero aun le queda visitar unos conocidos en Puro y aprovechar de comprar unas tabillas de chancaca para la once. Siguiendo camino, tiene que decidir si toma por la maravillosa cuesta de la ruta 66 o por el sinuoso y solitario camino de Quincanque, decide subir a mirar esas altas y solitarias tierras; siguiendo camino topa con la carretera de la fruta, peligrosa de camiones pero bella, luego dobla hacia el E por la carretera hacia San Pedro y más o menos después de 7 Kmts. dobla hacia el N hacia Quincanque por las Pataguas y así iniciar su regreso a su verdadero territorio que no es otro que la diabólica ciudad de Santiago.

jueves, 1 de abril de 2010

El Adobe en extinción










El terrible terremoto hecho abajo una infinidad de antiguas construcciones en adobe, muestras de nuestro pasado colonial que ha sobrevivido a maltraer, parchado, abandonado e invariablemente mal cuidado.
El sector norte próximo a Santiago no fue tan castigado por este sismo, es imposible determinar cuanto tiempo mas estarán estas construcciones como muestras de nuestro pasado. En Los Andes y sus alrededores es posible encontrar poblados y localidades generosamente poblada por casas de adobe.

martes, 9 de marzo de 2010

Las Rosas,La Libertad, La Lumbrera...








Cuando en la tarde aparezco en los espejos...

Cuando en la tarde aparezco en los espejos
Cuando yo y la tarde queríamos unirnos
Tristemente nos despedimos
Tristemente nos hablamos en el espejo que disuelve las imágenes
Quién soy entonces
Quizás por un momento
De verdad soy yo que me encuentro

Quién soy yo sino nadie
Alguien que quisiera pasarse los días y los días
Como un solo domingo
Mirando los últimos reflejos del sol en los vidrios
Mirando a un anciano que da de comer a las palomas
Y a los evangélicos que predican el fin del mundo

Cuando en la tarde no soy nadie
Entonces las cosas me reconocen
Soy de nuevo pequeño
Soy quien debiera ser
Y la niebla borra la cara de los relojes en los campanarios.

JORGE TEILLIER
De "En el mudo corazón del bosque" 1997

A Melipilla me gusta llegar por el camino largo, ese que no llega precisamente a Melipilla... salgo por Cerrillos, doblo hacia Peñaflor de ahí me interno por una sombreada arboleda en Pelvin y tomo la empinada cuesta que lleva a Mallarauco pasando por Pahuilmo me dejo llevar algunos caminos secretos que terminan en el cerro... en el cruce de Mallarauco doblo hacia Melipilla pero antes de llegar tomo un desvío hacia el poniente que me lleva a las Rosas por un camino mitad pavimento, mitad tierra, sombreado y fresco, doblo al sur y llego al camino viejo a San Antonio... continuo hacia Puangue, justo al final de la cuesta y antes del estero hacia el sur esta La Libertad angosta y serpenteante entre cerro y estero, este no tiene salida se requiere regresar por los antiguos pasos. Luego una miradita a la entrada a Cuncumen y de regreso; hacia el norte del antiguo camino a San Antonio esta la entrada a la Lumbrera, campo y soledad para disfrutar de la tarde y regresar feliz con el paseo, pero antes pasar a la plaza de Melipilla y tomar un helado...